Al mar

Me atrevo con un soneto demandado por Oscar:

¿Quien describe y escribe tu historia?

Dime si crees merecer mi amor

Y hazme de una vez sabedor

De porqué posees tal gloria

Y muy dentro siento impotencia

Al ver obsequiosa tu mano tendida

Y llorando no poder admitirla

Pues sería mi fin y sentencia

Es una unión indestructible y fiel,

Formas parte de mí

Formas parte de mi ser

Bello sería ahora sentir

Tu roce y caricia en mi piel,

Y la gota en mi rostro fluir.

A la lluvia

Querida mía, por fin apareces

envuelta en un manto verde

con rayos y tempestades...

¿Dónde estabas en tiempos difíciles?

Vienes sin pedir permiso;

para unos eres dilema,

aquellos te contemplan,

y otros hacen caso omiso

Añoraba tu fiel olor,

olor que despierta a los caracoles,

olor que aprecian las flores…

tu despedida será un dolor.

Los árboles florecen a tu paso

colorados se ponen al posar tu lágrima

eres un regalo, mi bella dama,

a pesar de estar cerca tu ocaso

Y sé que desaparecerás

como ya hiciste anteriormente

y no me extrañarás
pero seguirás en mi mente.

El optimismo se desvanece

La tempestad parece amainar,

las nubes comienzan a disipar,

en estos tiempos de guerra
que asolan la ciudad.

Pero no es más que un sueño

que quiso volverse realidad

después de tantos años

sigue reinante la maldad.

Y es que el ángel de la muerte,

esperando la más mínima señal,

sigue aún expectante e impaciente

por llevarse a cualquier mortal.