La tempestad parece amainar,
las nubes comienzan a disipar,
en estos tiempos de guerra
que asolan la ciudad.
Pero no es más que un sueño
que asolan la ciudad.
Pero no es más que un sueño
que quiso volverse realidad
después de tantos años
sigue reinante la maldad.
Y es que el ángel de la muerte,
esperando la más mínima señal,
sigue aún expectante e impaciente
por llevarse a cualquier mortal.